Abrimos esta semana con el anuncio, por parte de la Confederación Patronal de la República Mexicana, de que en menos de 14 años nuestro país se quedará sin petróleo. Además, mañana conmemoramos el aniversario número 72 de la expropiación petrolera, la gesta histórica que introdujo a México a la era de la industrialización. Con ello se abrió una nueva etapa en la historia del país, una etapa que hasta el día de hoy, después de siete décadas, marcó nuestro presente y nuestro futuro inmediato.
Aquella histórica resolución representó un punto culminante del proceso de reconstrucción nacional, iniciado luego de la Revolución de 1910.
Ante lo que parece una certeza, el inminente agotamiento del petróleo, la única alternativa razonable es transitar hacia tecnologías renovables y la nuclear, por lo que al parecer el Gobierno comenzará a optar por proyectos de eficiencia energética y hacia el desarrollo de los que incluyan energías limpias, con lo que se busca la seguridad energética y la sustentabilidad ambiental que induzcan a la diversificación de las fuentes de energía y disminuir la dependencia de combustibles fósiles y las emisiones de efecto invernadero.
Según explica la Secretaría de Energía (Sener) en el documento denominado “Estrategia Nacional de Energía”, hasta 2008 las fuentes de combustibles fósiles representaban el 91 por ciento en la producción de energía primaria, petróleo y gas natural, y la participación de fuentes limpias es apenas de un 5 por ciento.
Según la Sener, existe una falta de internalización sobre las ventajas que ofrecen las fuentes de energía limpias, ventajas para la salud, para el medio ambiente y para la seguridad energética, además de que no hay todavía la promoción ni incentivos adecuados como para que a la inversión privada o pública le resulten atractivas; de acuerdo a la Sener se buscará que para 2012 las renovables alcancen el 7.6 por ciento.
Los problemas que provoca el calentamiento global están haciendo que las tecnologías para producir electricidad a partir de fuentes renovables tomen cada vez más importancia.
La energía eólica, generada por el viento, se produce mediante turbinas que transforman la energía cinética del viento al conectarlas a un generador para producir electricidad, con la ventaja de que ya los costos son competitivos, que no producen emisiones de gases de efecto invernadero ni están sujetas a la volatilidad de los precios de los combustibles.
En México se cuenta con al menos cinco zonas con capacidad para generar energía eólica. No obstante esta tecnología cuenta con desventajas, como la sobredemanda de turbinas, la distancia entre las zonas de viento y las redes eléctricas, la producción de contaminación visual y auditiva, además de que los parques eólicos pueden impactar negativamente a la fauna que habita zonas de viento al que ésta usa como guía para migrar cada año.
La bioenergía se obtiene de productos y residuos animales y vegetales, como cultivos energéticos, carbón vegetal, residuos agrícolas, residuos urbanos y el estiércol. La biomasa puede ser aprovechada al quemarse para producir calor o biocombustibles. La energía solar para la generación de electricidad se logra mediante dos tecnologías, la fotovoltáica y la de concentración solar; la primera genera electricidad a través de paneles hechos de materiales como el silicio; en la de concentración solar la luz calienta un fluido que a su vez mueve una máquina térmica y un generador eléctrico. Estas tecnologías presentan un nivel de desarrollo acelerado por ser una buena alternativa para lugares que carecen de una red eléctrica, además de que en nuestro país hay mucho sol la mayor parte del año.
Según la Sener, un cuadro de 25 kilómetros de lado de paneles o celdas en el desierto de Sonora o Chihuahua, con una eficiencia de 15 por ciento, podría generar toda la energía eléctrica que actualmente requiere el país. Podría usted pensar, y ¿qué está esperando el Gobierno para aprovechar la enorme cantidad de energía solar de que dispone México?
El problema es que son tecnologías todavía poco competitivas, son caras a causa de los materiales con los que se producen.
Lo cierto es que estamos llegando a un punto sin retorno, las energías fósiles están agotadas y no son sustentables, y aunque las alternativas están a la vista, hace falta investigación a fin de localizar materiales que permitan disminuir los costos para la generación de energías limpias y hasta ahora no se ve que el Gobierno mexicano ni los estatales incrementen los recursos orientados a la investigación científica, a la ciencia y la tecnología; mientras que países como Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Guatemala ofrecen incentivos fiscales para el desarrollo de proyectos de energía renovable, en México los recursos se orientan a otros objetivos, lo cual resulta sorprendente porque, de nuevo, así como los gobiernos dejaron escapar el bono demográfico, el país llegará tarde al uso de las energías limpias y sustentables.
Celebrar el pasado, en este caso la expropiación petrolera, no tiene sentido si no se establecen garantías para un futuro con desarrollo sustentable, aquí y ahora, con una luz clara.
Tomado del diario Vanguardia de Mexico y escrito por Rosa Esther Beltrán.
Aquella histórica resolución representó un punto culminante del proceso de reconstrucción nacional, iniciado luego de la Revolución de 1910.
Ante lo que parece una certeza, el inminente agotamiento del petróleo, la única alternativa razonable es transitar hacia tecnologías renovables y la nuclear, por lo que al parecer el Gobierno comenzará a optar por proyectos de eficiencia energética y hacia el desarrollo de los que incluyan energías limpias, con lo que se busca la seguridad energética y la sustentabilidad ambiental que induzcan a la diversificación de las fuentes de energía y disminuir la dependencia de combustibles fósiles y las emisiones de efecto invernadero.
Según explica la Secretaría de Energía (Sener) en el documento denominado “Estrategia Nacional de Energía”, hasta 2008 las fuentes de combustibles fósiles representaban el 91 por ciento en la producción de energía primaria, petróleo y gas natural, y la participación de fuentes limpias es apenas de un 5 por ciento.
Según la Sener, existe una falta de internalización sobre las ventajas que ofrecen las fuentes de energía limpias, ventajas para la salud, para el medio ambiente y para la seguridad energética, además de que no hay todavía la promoción ni incentivos adecuados como para que a la inversión privada o pública le resulten atractivas; de acuerdo a la Sener se buscará que para 2012 las renovables alcancen el 7.6 por ciento.
Los problemas que provoca el calentamiento global están haciendo que las tecnologías para producir electricidad a partir de fuentes renovables tomen cada vez más importancia.
La energía eólica, generada por el viento, se produce mediante turbinas que transforman la energía cinética del viento al conectarlas a un generador para producir electricidad, con la ventaja de que ya los costos son competitivos, que no producen emisiones de gases de efecto invernadero ni están sujetas a la volatilidad de los precios de los combustibles.
En México se cuenta con al menos cinco zonas con capacidad para generar energía eólica. No obstante esta tecnología cuenta con desventajas, como la sobredemanda de turbinas, la distancia entre las zonas de viento y las redes eléctricas, la producción de contaminación visual y auditiva, además de que los parques eólicos pueden impactar negativamente a la fauna que habita zonas de viento al que ésta usa como guía para migrar cada año.
La bioenergía se obtiene de productos y residuos animales y vegetales, como cultivos energéticos, carbón vegetal, residuos agrícolas, residuos urbanos y el estiércol. La biomasa puede ser aprovechada al quemarse para producir calor o biocombustibles. La energía solar para la generación de electricidad se logra mediante dos tecnologías, la fotovoltáica y la de concentración solar; la primera genera electricidad a través de paneles hechos de materiales como el silicio; en la de concentración solar la luz calienta un fluido que a su vez mueve una máquina térmica y un generador eléctrico. Estas tecnologías presentan un nivel de desarrollo acelerado por ser una buena alternativa para lugares que carecen de una red eléctrica, además de que en nuestro país hay mucho sol la mayor parte del año.
Según la Sener, un cuadro de 25 kilómetros de lado de paneles o celdas en el desierto de Sonora o Chihuahua, con una eficiencia de 15 por ciento, podría generar toda la energía eléctrica que actualmente requiere el país. Podría usted pensar, y ¿qué está esperando el Gobierno para aprovechar la enorme cantidad de energía solar de que dispone México?
El problema es que son tecnologías todavía poco competitivas, son caras a causa de los materiales con los que se producen.
Lo cierto es que estamos llegando a un punto sin retorno, las energías fósiles están agotadas y no son sustentables, y aunque las alternativas están a la vista, hace falta investigación a fin de localizar materiales que permitan disminuir los costos para la generación de energías limpias y hasta ahora no se ve que el Gobierno mexicano ni los estatales incrementen los recursos orientados a la investigación científica, a la ciencia y la tecnología; mientras que países como Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Guatemala ofrecen incentivos fiscales para el desarrollo de proyectos de energía renovable, en México los recursos se orientan a otros objetivos, lo cual resulta sorprendente porque, de nuevo, así como los gobiernos dejaron escapar el bono demográfico, el país llegará tarde al uso de las energías limpias y sustentables.
Celebrar el pasado, en este caso la expropiación petrolera, no tiene sentido si no se establecen garantías para un futuro con desarrollo sustentable, aquí y ahora, con una luz clara.
Tomado del diario Vanguardia de Mexico y escrito por Rosa Esther Beltrán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario