Javier Vega de Seoane nació en San Sebastián en 1947, pero se crió en Lieres hasta los 9 años y después en Oviedo y en Gijón, donde estudió en el Colegio de la Inmaculada. Ingeniero de Minas por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid, también es diplomado en Business Management por la Glasgow Business School. En la actualidad, es presidente de DKV Seguros y pertenece a varios consejos de administración. También es vicepresidente del Círculo de Empresarios y uno de los primeros expertos españoles en energía. Ayer, en la Escuela de Hostelería de Gijón, invitado por el Ateneo Jovellanos, pronunció una conferencia titulada «La energía nuclear en la estrategia energética de España».
-Desde hace más de treinta años el debate de la energía nuclear en España es un Guadiana que, cuando aflora, siempre encuentra dos posiciones contrarias irreconciliables. ¿Es una pugna más ideológica que técnica?
-Los técnicos están prácticamente todos de acuerdo en que deberíamos analizar seriamente la ruta nuclear como parte del sistema energético en España. Tenemos para ello una prueba empírica, que es nuestra propia experiencia nuclear. Tenemos un parque de unos ocho mil megavatios que ha tenido un rendimiento fantástico y nunca hemos tenido un accidente, tenemos muy buena tecnología y muy buenos técnicos, y gracias a que tenemos ese parque nuclear podemos mantener un sistema muy eficiente y hemos podido suministrar energía eléctrica barata. De manera que nuestra experiencia ha sido muy positiva.
-Vuelvo a la pregunta, ¿es un asunto exclusivamente político?
-Sí, político e ideológico, y personalmente creo que los políticos de esta generación, como lo que buscan son los votos, es lo que más les preocupa, pues, efectivamente, el político que defienda la energía nuclear, como es impopular, no se empeña en ver si efectivamente esto es lo que realmente a el país le conviene.
-¿No hay alternativa a la energía nuclear?
-Sí, vamos a ver, un país como el nuestro tiene que tener un «mix» de tecnologías. Tenemos una potencia hidráulica estupenda, tenemos carbón, que es un complemento que está muy bien, tenemos ciclos combinados, energías renovables... Todas las tecnologías son necesarias, pero hay que buscar un «mix» de esas tecnologías que, por un lado, nos dé una garantía de suministro, y, por otro lado, un esquema gestionable que nos dé competitividad.
-¿Con la energía nuclear se abarataría el coste de la electricidad?
-La energía nuclear tiene dos características interesantes: por un lado, nosotros tenemos esa tecnología y un sistema democrático y transparente; por consiguiente, la energía nuclear en un país de nuestras características encaja perfectamente bajo el punto de vista de su control, que es muy importante. Por otro lado, la energía nuclear es la más competitiva de todas las posibles que tenemos ahora a largo plazo.
-¿Las energías renovables no son tan rentables?
-Bueno, me parece que en un país como el nuestro, que es meridional y atlántico, tenemos que apostar por el recurso del sol y por el eólico, sería absurdo no hacerlo, pero lo que no se puede hacer son despliegues masivos de tecnologías que están inmaduras. El tema del desarrollo fotovoltaico es paradigmático del disparate que estamos haciendo en España. Hemos montado tres mil megavatios de potencia en un momento en el que la tecnología no es competitiva; nos ha costado entre cinco y seis millones de euros el megavatio de potencia fotovoltaica y ya hoy se pueden comprar por dos millones. Claro, tenemos ahí un parque de tres mil megavatios que funciona dos mil horas al año, que les estamos pagando a cuatrocientos cincuenta euros el megavatio hora, cuando el coste en el mercado está en torno a cuarenta euros. Estamos subvencionando con cuatrocientos euros el megavatio, en resumen, nos cuesta dos mil millones de euros al año de subvención.
-¿Es segura la energía nuclear?
-Absolutamente y no es un tema opinable, sólo hay que ver lo que ha pasado. La primera planta nuclear se montó en Inglaterra en 1956, por lo que llevamos más de cincuenta años de experiencia y hay cuatrocientas treinta plantas en el mundo y durante esos cincuenta años hubo dos accidentes: el de Chernobil, que fue horrible, pero el sistema soviético nada tiene que ver con los sistemas occidentales de diseño, de control técnico y político, y el de la isla de las Tres Millas, en Estados Unidos, en 1979, que fue una hecatombe económica, se perdió la planta, pero no hubo ni una víctima.
-¿Cómo prevé que se comporte el mercado energético en España a medio plazo?
-En esta coyuntura de crisis, con menos consumo y un incremento de la oferta, hubo una caída muy importante de los precios del mercado; pero en el momento en el que se recomponga la demanda mundial y esperamos que la española, van a volver a subir los precios.
-¿Para cuándo prevé el Círculo de Empresarios que se empiece a ver la salida del túnel de la crisis?
-Lamento decir que no lo vislumbro todavía, creo que la cosa está bastante mal; este año será bastante malo, parecido a 2009 y hasta un poquito peor. De manera que o se toman las medidas estructurales que hay que tomar, o las cosas no nos irán bien. Todos sabemos que hay cantidad de cosas por hacer, pero políticamente es difícil y los políticos que nos dirigen no se atreven.
-Estamos en Asturias, ¿nuestro carbón tiene futuro, como aseguran los dirigentes sindicales de la minería?
-El carbón asturiano tiene un futuro malo: es malo y es caro, pero, por otro lado, está muy penalizado por los problemas medioambientales. Pero cuanta más energía nuclear tengamos más carbón cabe, ya que la combinación de ambos genera unas emisiones que, de promedio, son parecidas a las que generan los ciclos combinados. Por tanto, aún con un límite de emisiones, cuanta más energía nuclear tengamos más carbón cabe; es una buena combinación y en un horizonte visible el mundo tendrá que seguir contando con el carbón. Lo que pasa es que aquí somos un poco panolis y más limpios que nadie, pero tampoco somos tan ricos para generar un sistema que sea tan caro que no lo podamos pagar.
-En el puerto de El Musel se está construyendo una regasificadora, ¿tiene cabida en el sistema nacional?
-Tenemos un sistema de regasificación que está muy bien; somos un país muy marginal, una isla energética y no debemos de fiarnos de los tubos, por lo que tener un sistema de regasificación tan potente es estratégico para poder traer gas licuado de cualquier sitio.
Tomado del diario La Nueva España de Asturias (España)
-Desde hace más de treinta años el debate de la energía nuclear en España es un Guadiana que, cuando aflora, siempre encuentra dos posiciones contrarias irreconciliables. ¿Es una pugna más ideológica que técnica?
-Los técnicos están prácticamente todos de acuerdo en que deberíamos analizar seriamente la ruta nuclear como parte del sistema energético en España. Tenemos para ello una prueba empírica, que es nuestra propia experiencia nuclear. Tenemos un parque de unos ocho mil megavatios que ha tenido un rendimiento fantástico y nunca hemos tenido un accidente, tenemos muy buena tecnología y muy buenos técnicos, y gracias a que tenemos ese parque nuclear podemos mantener un sistema muy eficiente y hemos podido suministrar energía eléctrica barata. De manera que nuestra experiencia ha sido muy positiva.
-Vuelvo a la pregunta, ¿es un asunto exclusivamente político?
-Sí, político e ideológico, y personalmente creo que los políticos de esta generación, como lo que buscan son los votos, es lo que más les preocupa, pues, efectivamente, el político que defienda la energía nuclear, como es impopular, no se empeña en ver si efectivamente esto es lo que realmente a el país le conviene.
-¿No hay alternativa a la energía nuclear?
-Sí, vamos a ver, un país como el nuestro tiene que tener un «mix» de tecnologías. Tenemos una potencia hidráulica estupenda, tenemos carbón, que es un complemento que está muy bien, tenemos ciclos combinados, energías renovables... Todas las tecnologías son necesarias, pero hay que buscar un «mix» de esas tecnologías que, por un lado, nos dé una garantía de suministro, y, por otro lado, un esquema gestionable que nos dé competitividad.
-¿Con la energía nuclear se abarataría el coste de la electricidad?
-La energía nuclear tiene dos características interesantes: por un lado, nosotros tenemos esa tecnología y un sistema democrático y transparente; por consiguiente, la energía nuclear en un país de nuestras características encaja perfectamente bajo el punto de vista de su control, que es muy importante. Por otro lado, la energía nuclear es la más competitiva de todas las posibles que tenemos ahora a largo plazo.
-¿Las energías renovables no son tan rentables?
-Bueno, me parece que en un país como el nuestro, que es meridional y atlántico, tenemos que apostar por el recurso del sol y por el eólico, sería absurdo no hacerlo, pero lo que no se puede hacer son despliegues masivos de tecnologías que están inmaduras. El tema del desarrollo fotovoltaico es paradigmático del disparate que estamos haciendo en España. Hemos montado tres mil megavatios de potencia en un momento en el que la tecnología no es competitiva; nos ha costado entre cinco y seis millones de euros el megavatio de potencia fotovoltaica y ya hoy se pueden comprar por dos millones. Claro, tenemos ahí un parque de tres mil megavatios que funciona dos mil horas al año, que les estamos pagando a cuatrocientos cincuenta euros el megavatio hora, cuando el coste en el mercado está en torno a cuarenta euros. Estamos subvencionando con cuatrocientos euros el megavatio, en resumen, nos cuesta dos mil millones de euros al año de subvención.
-¿Es segura la energía nuclear?
-Absolutamente y no es un tema opinable, sólo hay que ver lo que ha pasado. La primera planta nuclear se montó en Inglaterra en 1956, por lo que llevamos más de cincuenta años de experiencia y hay cuatrocientas treinta plantas en el mundo y durante esos cincuenta años hubo dos accidentes: el de Chernobil, que fue horrible, pero el sistema soviético nada tiene que ver con los sistemas occidentales de diseño, de control técnico y político, y el de la isla de las Tres Millas, en Estados Unidos, en 1979, que fue una hecatombe económica, se perdió la planta, pero no hubo ni una víctima.
-¿Cómo prevé que se comporte el mercado energético en España a medio plazo?
-En esta coyuntura de crisis, con menos consumo y un incremento de la oferta, hubo una caída muy importante de los precios del mercado; pero en el momento en el que se recomponga la demanda mundial y esperamos que la española, van a volver a subir los precios.
-¿Para cuándo prevé el Círculo de Empresarios que se empiece a ver la salida del túnel de la crisis?
-Lamento decir que no lo vislumbro todavía, creo que la cosa está bastante mal; este año será bastante malo, parecido a 2009 y hasta un poquito peor. De manera que o se toman las medidas estructurales que hay que tomar, o las cosas no nos irán bien. Todos sabemos que hay cantidad de cosas por hacer, pero políticamente es difícil y los políticos que nos dirigen no se atreven.
-Estamos en Asturias, ¿nuestro carbón tiene futuro, como aseguran los dirigentes sindicales de la minería?
-El carbón asturiano tiene un futuro malo: es malo y es caro, pero, por otro lado, está muy penalizado por los problemas medioambientales. Pero cuanta más energía nuclear tengamos más carbón cabe, ya que la combinación de ambos genera unas emisiones que, de promedio, son parecidas a las que generan los ciclos combinados. Por tanto, aún con un límite de emisiones, cuanta más energía nuclear tengamos más carbón cabe; es una buena combinación y en un horizonte visible el mundo tendrá que seguir contando con el carbón. Lo que pasa es que aquí somos un poco panolis y más limpios que nadie, pero tampoco somos tan ricos para generar un sistema que sea tan caro que no lo podamos pagar.
-En el puerto de El Musel se está construyendo una regasificadora, ¿tiene cabida en el sistema nacional?
-Tenemos un sistema de regasificación que está muy bien; somos un país muy marginal, una isla energética y no debemos de fiarnos de los tubos, por lo que tener un sistema de regasificación tan potente es estratégico para poder traer gas licuado de cualquier sitio.
Tomado del diario La Nueva España de Asturias (España)
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