Los estudios realizados durante los últimos cuatro años por la Fundación Migres en una veintena de parques eólicos de Cádiz han revelado que una correcta ubicación de los aerogeneradores permite reducir hasta en un 60% la mortalidad de las aves por colisión con los parques eólicos.
«Los parques eólicos, en general, no son un factor de mortalidad muy relevante, pero algunos de los molinos pueden llegar a producir, si están colocados en el lugar inadecuado, mortalidades muy significativas», ha señalado Miguel Ferrer, investigador de la Estación Biológica de Doñana y presidente de la Fundación Migres, creada a finales de 2003 por la Consejería andaluza de Medio Ambiente para el seguimiento de las migraciones de aves en el Estrecho de Gibraltar.
Según Migres, unas cuatrocientas aves de presa, en su mayoría buitres, mueren cada año en los veinte parques eólicos del Estrecho. También hay más de ciento setenta accidentes. Sus trabajos han permitido confirmar que la mortalidad se disparaba en algunos aerogeneradores mientras que apenas era relevante en otros: «La orografía y el régimen local de vientos resultan cruciales para que las aves elijan sus trayectos, en especial durante las migraciones sobre el Estrecho». Según Ferrer, «algunas aves tienden a pasar cabezonamente por determinados sitios, mientras evitan otros» , lo que explica la distribución sesgada de la mortalidad.
Ralentización de las aspas
El 72% de las aves estudiadas en El Estrecho cambiaron su dirección de vuelo al llegar a los aerogeneradores y, de ellos, el 29% realizó un giro superior a los 90 grados. Además, se detectaron más cambios en la dirección de vuelo con los aerogeneradores en funcionamiento (83%) que cuando estaban parados (16%).
Tras la observación de casi 15.000 aves en los parques eólicos del Estrecho, de las que el 65% eran migratorias, se ha constatado que sólo el 0,7 por ciento de estos individuos corrieron situaciones de riesgo al volar a menos de cinco metros de una turbina en movimiento.
Migres propone analizar la ubicación concreta de cada aerogenerador y no la del conjunto del parque eólico, «como se hace en la actualidad». La no instalación de aerogeneradores en lugares potencialmente peligrosos o la ralentización de la velocidad de giro de las aspas en los ya construidos durante épocas de migración son algunas de las medidas que reducirían de manera drástica la mortalidad de la avifauna en estas instalaciones, según Ferrer.
Tomado del diario ABC de España.
Tomado del diario ABC de España.
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