Las estimaciones de la Fundación Red de Energía (BUN-CA) indican que el uso del viento como fuente para la generación de electricidad podría aportarle al mercado eléctrico centroamericano al menos unos 300 megavatios (MW) de potencia instalada antes del 2015.
Según el Director de BUN-CA, José María Blanco, el futuro de la energía eólica luce “promisorio” para desarrollar un amplio portafolio de inversiones en toda la región cuya demanda energética crece en aproximadamente un 5% anual, lo que equivale a agregar en promedio a nivel regional unos 550 MW cada año. “La energía eólica tiene un gran potencial en Centroamérica y por eso se han otorgado licencias y concesiones para la instalación, operación y explotación de los parques eólicos en casi todos los países para los próximos cinco años”, ilustró el representante de BUN-CA.
De acuerdo con cifras recopiladas por esa organización en la región centroamericana existe un potencial técnico interesante para continuar desarrollando un portafolio de inversiones con fuentes renovables de energía -estimado en unos 31,000 MW- siendo el potencial hidroeléctrico el más significativo (60%), seguido por la energía eólica (30%) y la geotermia (9%).
El especialista de BUN-CA precisó que el desarrollo de un mercado de fuentes energéticas renovables –como el sol, el viento o los desechos agroindustriales- de gran escala en Centroamérica enfrenta obstáculos de carácter financieros, técnicos y sociales.
“Las barreras financieras de tipo regulatorio, sobre todo para los proyectos pequeños y medianos, están representadas por los altos costos de ingreso a los mercados mayoristas. Con la apertura de la industria eléctrica, aparece el denominado mercado de ocasión (spot), en el cual es muy difícil sustentar nuevas inversiones de baja potencia, ya que ante la falta de contratos a término, éstos deben vender o tener como referencia el mercado de ocasión, porque en su estructuración financiera los proyectos de energía renovable tienen altos costos de inversión y bajos costos de operación, o sea requieren altos niveles de financiamiento inicial y largos períodos de repago”, añadió Blanco.
Por su parte los obstáculos de tipo técnico abarcan aspectos como la falta de capacidad de las líneas de transmisión porque muchas de las inversiones importantes en energía eólica están localizadas en zonas geográficas donde aún se carece de las líneas para transportar a los centros de consumo. Las dificultades de tipo social están determinadas, entre otros aspectos, por la cultura del no pago que aún persiste en algunos países del Istmo alimentada todavía por una tradición de subsidios y decisiones políticas coyunturales especialmente cuando aumentan en el nivel nacional los costos en la generación con combustibles fósiles debido a incrementos en el precio internacional del barril de petróleo.
Tomado de la Revista Summa de Costa Rica.
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