Una persona resultó muerta en la madrugada de ayer como consecuencia de una descarga eléctrica de 55.000 voltios en la subestación de la empresa Trefilerías Quijano de Los Corrales de Buelna. Los servicios de urgencia desplazados al lugar nada pudieron hacer por la vida de J. A. V., de 42 años, que falleció electrocutado y resulto casi totalmente carbonizado.
El suceso dejó sin energía a la factoría corraliega, además de las instalaciones de Nissan Cantabria -ambas tuvieron que paralizar su proceso productivo- y las viviendas próximas.
Según fuentes policiales, en torno a las 12 de la noche del pasado sábado el fallecido, acompañado por su hermano, J. G. A. V., se introdujo en las instalaciones de Trefilerías Quijano por la parte trasera, que linda con un camino paralelo al río Besaya y a la factoría de Nissan Cantabria.
Según las mismas fuentes, presuntamente forzaron la valla protectora para apropiarse de chatarra y las barras de cobre conectadas a los seccionadores de corriente de los transformadores de la subestación eléctrica de la factoría corraliega.
Prácticamente tenían desmontado, trabajando a una altura de tres metros, uno de los tres transformadores existentes, que en ese momento no estaba funcionando. Sin embargo, por causas aún desconocidas, el fallecido entró en contacto con uno de los transformadores que funcionaban y recibió una descarga de 55.000 voltios que le causó la muerte en ese mismo lugar.
La persona que acompañaba al fallecido intentó apagar las ropas del fallecido, que ardían por efecto de la descarga, pero nada pudo hacer por su vida. Entonces puso en conocimiento de los empleados de seguridad de Nissan el suceso y estos se lo comunicaron al 112 y a sus compañeros de Trefilerías Quijano.
El 112 alertó a la Policía Local de Los Corrales de Buelna, que se desplazó de forma inmediata al lugar. A partir de ahí llegaron unidades de la Guardia Civil, bomberos de Torrelavega y servicios médicos de urgencia.
La Policía Local, conocedora del terreno, antes de que se produjera cualquier intervención, acordonó el lugar hasta la llegada de los técnicos electricistas de la factoría, que desconectaron todo el sector para poder poner en marcha el protocolo de rescate en el interior de la subestación .
La Policía Local aconsejó apagar los móviles por el peligro de provocar un arco voltáico. Y es que el suelo estaba mojado y las condiciones eran, según fuentes policiales, de alto riesgo.
La llamada del cobre
Desde hace unos años los ladrones ha puesto sus ojos en el cobre, «chatarra» a precios astronómicos (de 1 euro el kilo a 7 euros en cinco años), y arramplan con todo: cables de alta velocidad, del teléfono o la luz, o hasta subestaciones eléctricas como se ha visto ahora.
Se trata de un expolio global que en España ha forzado a cerrar una vía de tren porque los ladrones robaron 50 kilómetros de cable, ha dejado sin luz a barrios enteros de Madrid que tienen que vigilar los tendidos de las farolas como si fueran bancos y ha convertido las chatarrerías en lugares de preferente investigación policial. Y no sólo España sino toda Europa sufre la epidemia.
Tomado de El Diario Montañes de España.
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