Esta noticia tiene un par de años , sin embargo es interesante para conocer los desarrollos en aislantes eléctricos ecológicos para transformadores.
Córdoba avanza en el desarrollo de energías limpias a través del aporte del Fondo Tecnológico Argentino (Fontar) para dos iniciativas locales que lideran la innovación científica, en consonancia con la preocupación mundial por la protección del medio ambiente.
En el primer llamado a concurso del Fontar, en la modalidad aportes no reembolsables (ANR) por un monto de 600 mil pesos (con el 50 por ciento en forma de subsidio, el mayor previsto por la institución), se financiará el diseño, desarrollo, montaje y puesta en marcha de una planta piloto para la obtención de un fluido dieléctrico –que no conduce la electricidad–, derivado de aceite de maní alto oleico.
Aislantes y refrigerantes
Estos fluidos se utilizan en la fabricación de transformadores como aislante y refrigerante, y son imprescindibles para su funcionamiento.
Se trata del proyecto que desarrollaron en forma conjunta, la empresa cordobesa Tubo Trans Electric (TTE) y el Ceprocor (Centro de Excelencia de Productos y Procesos, unidad dependientes del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia), en un esfuerzo combinado entre el sistema científico, el productivo y el Estado. El caso es un modelo de transferencia de nuevas tecnologías al sector productivo y permitió la presentación de una patente de invención.
Hace unos años, para atender a las necesidades de la industria alimenticia, el criadero El Carmen, dirigido por el ingeniero Juan Soave, de General Cabrera, había logrado, con el apoyo científico, producir una semilla de maní de alto contenido oleico, a través del cruzamiento de dos variedades que, además de ofrecer beneficios a la salud, permiten conservar el estado y calidad del maní por más tiempo.
Por otro lado, el doctor Rubén Alonso, investigador superior del Ceprocor –en el laboratorio de química fina– e investigador del Conicet, consideró que el aceite producido de esta semilla podía ser la base del fluido dieléctrico que utilizan los transformadores.
Se trataba, en ese momento, de reemplazar los fluidos a base de aceites minerales derivados del petróleo, ecotóxicos y no renovables, por fluidos derivados de aceites vegetales renovables, atóxicos y biodegradables. Hoy en el mundo el 90 por ciento de los transformadores están cargados con fluidos de base mineral.
Alonso, que en la década de 1970, siendo estudiante universitario de química, trabajó varios años como operario en la empresa TTE, en 2003 propuso al ingeniero Américo Bozzano, directivo actual de la firma, realizar una investigación sobre los fluidos vegetales, en forma conjunta.
Bozzano recordó que, en ese momento, la empresa estaba atravesando muy serias dificultades económicas, pero que el desarrollo propuesto era de innovación internacional y el futuro en fluidos aislantes.
En 2004, TTE es adquirida por los hermanos Jorge y Javier Tizado, y se formaliza un contrato con el Ceprocor. El grupo de trabajo queda integrado por Rubén Alonso, Carlos Ferrayoli y Natalia Lezama, por el Ceprocor, y por Américo Bozzano, Anahí Monier y Ricardo Montial, de TTE.
El desarrollo del proyecto pasó por diferentes etapas, desde los estudios y trabajos en laboratorios, que permitieron la obtención y calificación de los primeros litros del fluido; luego, un pequeño escalado para producir una cantidad suficiente que permita el llenado de transformadores de 75 kilovatios (aproximadamente 15 litros de fluido), lo que ya implicó desarrollos de ingeniería básica de proceso (reactores, decantadores y líneas auxiliares), hasta el llenado y colocación en servicio domiciliario (bajo la supervisión de Epec) de los primeros transformadores cargados con fluido dieléctrico en base a aceites vegetales.
Estos transformadores son experimentales y modelo de estudio mediante el seguimiento analítico del fluido en uso.
Ahora, con el aporte del Fontar, se podrá desarrollar y construir una planta piloto para la producción de mil litros por ciclo, lo que permitirá probar transformadores más grandes, de mayor volumen y potencia, con capacidad de suministrar electricidad a un barrio, una fábrica, una empresa o una ciudad.
Tomado del diario La Voz del interior de Córdoba (Argentina)
Córdoba avanza en el desarrollo de energías limpias a través del aporte del Fondo Tecnológico Argentino (Fontar) para dos iniciativas locales que lideran la innovación científica, en consonancia con la preocupación mundial por la protección del medio ambiente.
En el primer llamado a concurso del Fontar, en la modalidad aportes no reembolsables (ANR) por un monto de 600 mil pesos (con el 50 por ciento en forma de subsidio, el mayor previsto por la institución), se financiará el diseño, desarrollo, montaje y puesta en marcha de una planta piloto para la obtención de un fluido dieléctrico –que no conduce la electricidad–, derivado de aceite de maní alto oleico.
Aislantes y refrigerantes
Estos fluidos se utilizan en la fabricación de transformadores como aislante y refrigerante, y son imprescindibles para su funcionamiento.
Se trata del proyecto que desarrollaron en forma conjunta, la empresa cordobesa Tubo Trans Electric (TTE) y el Ceprocor (Centro de Excelencia de Productos y Procesos, unidad dependientes del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia), en un esfuerzo combinado entre el sistema científico, el productivo y el Estado. El caso es un modelo de transferencia de nuevas tecnologías al sector productivo y permitió la presentación de una patente de invención.
Hace unos años, para atender a las necesidades de la industria alimenticia, el criadero El Carmen, dirigido por el ingeniero Juan Soave, de General Cabrera, había logrado, con el apoyo científico, producir una semilla de maní de alto contenido oleico, a través del cruzamiento de dos variedades que, además de ofrecer beneficios a la salud, permiten conservar el estado y calidad del maní por más tiempo.
Por otro lado, el doctor Rubén Alonso, investigador superior del Ceprocor –en el laboratorio de química fina– e investigador del Conicet, consideró que el aceite producido de esta semilla podía ser la base del fluido dieléctrico que utilizan los transformadores.
Se trataba, en ese momento, de reemplazar los fluidos a base de aceites minerales derivados del petróleo, ecotóxicos y no renovables, por fluidos derivados de aceites vegetales renovables, atóxicos y biodegradables. Hoy en el mundo el 90 por ciento de los transformadores están cargados con fluidos de base mineral.
Alonso, que en la década de 1970, siendo estudiante universitario de química, trabajó varios años como operario en la empresa TTE, en 2003 propuso al ingeniero Américo Bozzano, directivo actual de la firma, realizar una investigación sobre los fluidos vegetales, en forma conjunta.
Bozzano recordó que, en ese momento, la empresa estaba atravesando muy serias dificultades económicas, pero que el desarrollo propuesto era de innovación internacional y el futuro en fluidos aislantes.
En 2004, TTE es adquirida por los hermanos Jorge y Javier Tizado, y se formaliza un contrato con el Ceprocor. El grupo de trabajo queda integrado por Rubén Alonso, Carlos Ferrayoli y Natalia Lezama, por el Ceprocor, y por Américo Bozzano, Anahí Monier y Ricardo Montial, de TTE.
El desarrollo del proyecto pasó por diferentes etapas, desde los estudios y trabajos en laboratorios, que permitieron la obtención y calificación de los primeros litros del fluido; luego, un pequeño escalado para producir una cantidad suficiente que permita el llenado de transformadores de 75 kilovatios (aproximadamente 15 litros de fluido), lo que ya implicó desarrollos de ingeniería básica de proceso (reactores, decantadores y líneas auxiliares), hasta el llenado y colocación en servicio domiciliario (bajo la supervisión de Epec) de los primeros transformadores cargados con fluido dieléctrico en base a aceites vegetales.
Estos transformadores son experimentales y modelo de estudio mediante el seguimiento analítico del fluido en uso.
Ahora, con el aporte del Fontar, se podrá desarrollar y construir una planta piloto para la producción de mil litros por ciclo, lo que permitirá probar transformadores más grandes, de mayor volumen y potencia, con capacidad de suministrar electricidad a un barrio, una fábrica, una empresa o una ciudad.
Tomado del diario La Voz del interior de Córdoba (Argentina)
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