A muchos les cuesta reconocerlo, pero el sistema eléctrico es aún inestable. Si mañana el gasoducto de Camisea se rompiera, buena parte de Lima y otras ciudades del país se quedarían a oscuras. Igualmente, si una central hidroeléctrica como la del Mantaro tuviera que detenerse por una avería, no existe capacidad de producción para reemplazarla. ¿El resultado? Un recorte de energía.
Según datos del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (Coes-Sinac), el país solo cuenta con un 6% de reserva para responder a eventuales fallas del sistema de generación eléctrica (falta de lluvias, desperfectos en las generadoras, mantenimientos, etc.), cuandoOsinergmin cree que un sistema fiable debe tener un mínimo de 20% de reserva.
Para los siguientes dos años, la situación no parece cambiar mucho, César Butrón, presidente del Coes-Sinac señala que la reserva continuará siendo escasa hasta el 2013. Así, en épocas de estiaje (escasa caída de lluvias) las reservas serían menores a 3% y esto es lo más próximo a un recorte.
Pero eso no es todo, se trata de un sistema históricamente débil y con problemas constantes. En el 2000, la zona sur tenía restricciones de energía, en el 2004 las generadoras no querían vender energía a las distribuidoras eléctricas por tener precios regulados bajos. En el 2008, hubo un nivel de reservas tan bajo (entre 1% y 2%), que se registraron cortes de energía y se restringió el abastecimiento a los grandes clientes libres (consumidores de más de 5 megavatios) como las mineras.
El especialista en temas eléctricos y ex gerente general de Enersur, Klaus Huys, indica que si en el 2008 no se hubiera detenido el incremento de la demanda por efecto de la crisis internacional, en este momento estaríamos lamentando más apagones y recortes de electricidad.
“El Perú ha tenido mucha suerte”, indica por su parte Eleodoro Mayorga, consultor energético de Laub & Quijandría. Sustenta esta afirmación por lo siguiente: la crisis ayudó a tomar un respiro al sistema y a repensar su situación, pero además porque en el preciso momento en que empezó a crecer la demanda apareció el gas de Camisea, que permitió atender rápidamente el abrupto crecimiento y a la vez tener precios aun bajos de energía.
En la actualidad, cerca del 50% de la producción eléctrica es proporcionada por el gas natural, cuando lo ideal es que máximo tenga 35%. Según Mayorga, el gasoducto es una vena aorta que alimenta a Lima y, de colapsar, la haría desfallecer.
En efecto, hay mucha dependencia del gas natural y una gran concentración de la producción eléctrica en la parte central del país, hecho que genera un riesgo. En ese sentido, no se está balanceando la oferta con la generación hidroeléctrica.
El ex viceministro de Energía, Pedro Gamio, indica que las empresas solo invierten en hidroeléctricas si tienen la venta de su energía asegurada en el largo plazo. El último proyecto: El Platanal, se construyó teniendo como grandes compradores a empresas como Cementos Lima y Aceros Arequipa, de las que son sus accionistas. Pero eso no es todo, Gamio indica que la aparición del gas natural de Camisea fue una bendición para el país pero una maldición para la construcción de las hidroeléctricas. Porque las térmicas a gas son más rápidas de construir y más baratas.
Según Gamio la construcción de una generadora hidroeléctrica tiene un costo por megavatio de US$2 millones, abismalmente superior a los US$350 mil de una termoeléctrica.
En el 2008, el Ministerio de Energía y Minas intentó fomentar la construcción de hidroeléctricas con un dispositivo que premiaba con 15% más el pago por potencia a estas generadoras, pero aun con este incentivo no lograron competir con las termoeléctricas. Así, en las licitaciones de largo plazo que hicieron las distribuidoras eléctricas en los últimos dos años, solo un proyecto, Quitaraccsa de Enersur, es hidroeléctrico, el resto es termoeléctrico a gas.
Joaquín Ormeño, gerente general de la generadora SN Power indica que no se han dado las señales de precios adecuados para invertir en hidroeléctricas. En el sector existen tres tipos de precios: el regulado (a los consumidores abastecidos por las distribuidoras), los precios a los clientes libres y los precios spot o marginales (venta entre generadoras).
Ormeño indica que este último precio, que marca la señal en el mercado, ha sido manipulado por el retraso en la construcción de infraestructura en líneas de transmisión y por la congestión del gasoducto de Camisea. Así, el precio regulado es de 40 MW hora (MW/h), mientras que los generadores piden un precio por encima de 60 MW/h que les permitiría hacer rentable sus proyectos.
Asimismo, señala que los precios cada vez están más a la baja. Ormeño señala que en los últimos tres años la rentabilidad de las empresas se ha reducido en 5% y 6% pese a que venden más energía. Estas señales no motivan la inversión.
Ante esta situación, el Gobierno realizó una intervención directa en el mercado eléctrico: encargó a Pro Inversión la licitación de centrales hidroeléctricas. De esta manera, se garantiza a las ganadoras la compra de la energía eléctrica a un precio fijo de largo plazo. Esto les permite conseguir financiamiento. SN Power logró, vía este concurso, financiar la construcción de la central hidroeléctrica Chévez de 150 MW.
Así, el equilibrio que debería darse entre la oferta y la demanda en el libre mercado fue dejado de lado.
El presidente del Coes-Sinac indica que con esto se ha intervenido en el mercado. De la misma opinión son los demás generadores; sin embargo participan en las licitaciones de Pro Inversión. Javier García Burgos, gerente general de Kallpa Energía, indica que en este caso lo que se debe hacer es seguir incentivando las licitaciones de largo plazo para las distribuidoras, pero haciéndole ajustes, como no permitir que estas empresas controlen las fechas de inicio de los proyectos, porque varias están ligadas a generadoras y podrían favorecer a las empresas de sus grupos.
Asimismo, Burgos indica que con la intervención de Pro Inversión hay direccionalidad en la construcción de la oferta energética, pues el Gobierno no solo licita hidroeléctricas sino otro tipo de generadoras térmicas a diésel (como la reserva fría), afectando al mercado.
Pro Inversión licitará el próximo marzo 500 MW más de energía hidroeléctrica. El viceministro de Energía, Daniel Cámac, indica que no se está interviniendo, pero que sí se necesitaba un mecanismo para incorporar más centrales hidroeléctricas, porque el crecimiento de la oferta térmica pone en riesgo al sistema.
No muchos están de acuerdo con esta intervención en un mercado que se creía libre, pero sí es cierto que la inversión espontánea no ha cubierto las necesidades del país. Según Klaus Huys, es porque el Estado ha especulado mucho respecto al rol del sector privado y del desempeño del propio mercado y le corresponde ajustar las tuercas necesarias cuando algo está fallando. Lo real es que no hay un norte respecto a cómo se prevé tener un sistema eléctrico finalmente confiable.
Tomado del diario El Comercio de Perú y escrito por Manuel Marticorena Solís.
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