Este excelente artículo fue tomado del diario argentino La Nación y escrito por Rodrigo Herrera Vegas, co-fundador del muy buen sitio web sustentator.com.
La semana pasada tuve la oportunidad y suerte de conocer junto a otros periodistas y un representante de Greenpeace uno de los mayores emprendimientos en energías renovables que existen actualmente en la Argentina. A través del slogan "Creemos en la Fuerza de la Naturaleza", la empresa IMPSA está dando el ejemplo al apostar por las energías que podrán seguir abasteciendo a futuras generaciones de Argentinos en la era post-petróleo y sin intervenir en el cambio climático.
En la ciudad de Godoy Cruz en Mendoza, IMPSA acondicionó una vieja fábrica en la cuál fabrican todos los componentes necesarios para crear aerogeneradores de hasta 2,1 MW como los que se encuentran en las costas de Dinamarca y que generan el 20 por ciento de la electricidad que requiere el país europeo.
Un molino eólico está constituido por tres componentes principales: la góndola que contiene el generador, las palas que giran con el viento y la torre que permite tener las palas a 90 metros de altura.
En Mendoza se fabrican todos los componentes, en un proceso altamente artesanal que permite crear numerosas fuentes de trabajo. La cáscara de las góndolas están hechas de fibra de vidrio y resina poliéster al igual que las tablas de surf o los cascos de los veleros. La torre de acero y el generador no representan demasiados desafíos dado que en la misma planta se fabrican turbinas hidroeléctricas para varias represas como Tocoma en Venezuela y Bakun en Malasia.
Uno de los puntos que más me impresionó es que los diseños de estas turbinas son creados y probados a escala reducida en Mendoza y compiten internacionalmente con las grandes empresas de Estados Unidos, Alemania y Francia. Al ver la magnitud y complejidad involucradas en las piezas para generación hidroeléctrica, da la sensación que los molinos eólicos son como un pequeño pasatiempo en comparación.
En la fábrica, lo más imponente es ver como se fabrican las tres palas de 39 metros de largo. Estas también se fabrican de fibra de vidrio y resina poliéster dentro de un molde. La única manera de realizarlo es de manera artesanal y según el fraguado de la resina y las capas de fibra, dos palas aparentemente idénticas podrían desbalancear el aerogenerador al punto de destruirlo en pocos segundos.
Cada pala no solo tiene que tener la misma forma y masa sino que su centro de gravedad también debe ser idéntico. Cada una se somete a rigurosas pruebas de calidad y se balancea al final del proceso inyectando bolitas de plomo mezcladas con resina asegurando que se comporten de manera idéntica frente al viento.
Una característica especial de estos aerogeneradores es el concepto Unipower diseñado y desarrollado por IMPSA. Este minimiza la cantidad de piezas móviles al no utilizar cajas multiplicadoras ni anillos rozantes de potencia. Cada aerogenerador al entrar al sistema interconectado nacional lee primero la frecuencia de la red y entra de manera sincrónica aprovechando los avances en electrónica en vez de utilizar piezas mecánicas sujetas a desgaste.
Tras visitar la planta en Mendoza, nos trasladamos al día siguiente a la provincia de La Rioja, más precisamente al parque eólico Arauco, ubicado a menos de 100 kilómetros al norte de la ciudad de La Rioja. Luego de una hora de ruta, aparecieron las 9 extrañas edificaciones en el horizonte. Solamente se podía entender su dimensión al acercarse más y percibir las torres de electricidad insignificantes al lado de los molinos gigantes. El lugar parecía impecablemente elegido al estar ubicado entre dos macizos rocosos orientados de norte a sur. Si bien el viento preponderante es el del sur, no es raro que sople el viento del norte.
El pasillo entre los macizos rocosos crea un efecto Venturi, similar al que se forma si soplamos desde el lado más ancho de un embudo. Aprendí más tarde que si bien los mapas de viento son una gran ayuda para guiar en la elección de la mejor ubicación de un parque eólico, es necesario utilizar sabiduría ancestral como preguntar a los lugareños como es la verdadera intensidad y frecuencia de los vientos. Arauco tiene actualmente nueve aerogeneradores instalados de los cuáles dos están actualmente operativos y se espera que estén 12 generando 25 MW antes de fin de año.
El parque pertenece a una sociedad formada entre el gobierno de la provincia de La Rioja, con un 75 por ciento, y ENARSA, con el 25 por ciento restante. Se prevé una segunda etapa que lleve la potencia a 50 MW, y el lugar tiene una potencia teórica que puede alcanzar a los 300 MW.
La emoción fuerte de la visita al parque es subirse a la góndola a 85 metros de altura. Antes de subir, a cada persona se mide la presión y se lo equipa con un sofisticado arnés. La mayoría del viaje dentro del tubo de acero se hizo con un ascensor en el que caben dos personas. El ingreso a la sección superior se completa con un trayecto de escaleras, enganchado a un riel con un arnés como medida de seguridad ante posibles desmayos o accidentes. Asomarme por una de las compuertas, al menos en mi caso personal, me provocó mucho vértigo los primeros minutos. La vista era asombrosa, destacando los otros 11 aerogeneradores perfectamente alineado dentro del paisaje desértico. Las palas al lado mío giraban de manera casi imperceptible dado que la máquina se coloca en "posición de bandera" durante las visitas. Igualmente se percibía una leve oscilación que un tubo de 85 metros de largo tiene en su extremo superior.
Esperemos que Arauco sea sólo el primero de una larga lista de emprendimientos eólicos . Los aerogeneradores producen electricidad 100 por ciento limpia, y gozan de un período de repago energético de solamente 6 meses. Esto significa que en 6 meses de funcionamiento generan toda la energía que fue necesaria para su fabricación, a diferencia de los paneles solares fotovoltaicos, que demandan un lapso de dos años para cumplir con dicha meta. Como muchos saben, las condiciones de la Argentina para la energía eólica son de las mejores del mundo y abastecer 20 por ciento de la demanda de energía eléctrica como lo hace Dinamarca es una meta razonable a mediano plazo. Dada la imprevisibilidad de los vientos, no se puede aumentar mucho más ese porcentaje, pero una mezcla con centrales hidroeléctricas y nucleares crearía una iniciativa muy sólida para cumplir nuestra parte frente a la emergencia más inmediata que es la del cambio climático.
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