Según el IC3, las condiciones ambientales que se crean alrededor de los embalses hidroeléctricos, especialmente en climas tropicales, provoca que la materia orgánica al descomponerse no dé lugar a CO2, sino a gas metano, que contribuye más al efecto invernadero que el dióxido de carbono.
Los investigadores Salvador Pueyo y Philip M. Fearnside, del IC3 y del INPA respectivamente, aseguran que las investigaciones anteriores sobre este tema subestimaban "casi un 80% de las emisiones" y señalan que estas centrales son "fábricas de metano" con un nivel de emisiones similar al de las centrales térmicas.
Este estudio aparece en un momento de gran polémica en varios países sudamericanos donde se está impulsando la construcción de embalses hidroeléctricos que amenazan con inundar grandes áreas de la selva amazónica y con destruir el hábitat de tribus indígenas.
Uno de los proyectos más polémicos es la construcción del embalse de Belo Monte, en la Amazonia brasileña, que se prevé que sea el tercero más grande del mundo.
Tomado del diario ABC de España.
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