Quizás no sea la más cómoda del mundo ni le quede bien a todos los cuerpos, pero lo cierto es que soluciona un problema para las fanáticas del iPod y la playa. La bikini-solar permite cargar la batería de dispositivos mientras se toma sol y se descansa en vacaciones.
A poco de que arranque el verano en el hemisferio norte, el diseñador Andrew Schneider inventó esta peculiar malla que capta energía solar y la transforma para cargar las baterías de cualquier gadget que tenga puerto USB, como celulares y reproductores de música. Ahora ya no hay que preocuparse cuando las líneas de las baterías empiezan a mermar y aún quedan muchas ganas de quedarse haciendo fiaca al aire libre, lejos de enchufes y paredes.
Ingeniosa y vanguardista, la bikini-solar se puede incluso meter en el agua. Sólo hay que desconectar los dispositivos para darse un chapuzón. Y al salir de nadar esperar un tiempo prudencial para que se seque la malla y las conexiones USB.
Diseñada como una bikini estándar, está confeccionada con unas 40 tiras de película fotovolcaica y cuyas células terminan en un regulador de 5 voltios de un puerto USB. Coser cuidadosamente las tiras de paneles solares le llevó unas 80 horas a este diseñador de solo 30 años.
Las fanáticas que quieran sumergirse en este mundo de mallas solares deben hacer su pedido a Solar Coterie la marca bajo la que Schneider vende a 200 dólares cada bikini hecha a medida. Lo mismo que cuesta en Estados Unidos una malla de diseño.
Andrew Schneider es un diseñador multimedia y artista que vive en Nueva York. Tiene una Maestría en Telecomunicaciones Interactivas y la revista Sports Illustrated se puso en contacto con él para que sus modelos la luzcan.
Tomado de diario Clarin de Argentina.
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