El 20 de mayo de 2006 concluyeron los trabajos de construcción del bloque de hormigón de 185 metros. Ningún miembro del partido comunista acudió entonces a la inauguración, ya que incluso en el seno del gobierno había voces críticas. La cuestión que más había preocupado a lo largo de los años era la reubicación de la población.
Cerca de 1,2 millones de personas tuvieron que abandonar sus terrenos y hogares para que se pudiera construir la reserva de agua de una longitud de 600 kilómetros. El proyecto dejó bajo el agua a 13 grandes ciudades, 140 más pequeñas y 1.350 pueblos.
Algunos expertos chinos culpan a este proyecto de la terrible sequía que se vive en la parte baja del río. Los defensores de las Tres Gargantas apuntan sin embargo que las consecuencias podrían haberse mitigado si se hubiera liberado parte del agua de la presa.
El miércoles, el primer ministro, Wen Jiabao, convocó a su gabinete para tratar este tema. Durante esa reunión por sorpresa afloró la preocupación de que el mastodónico proyecto haya alterado dramáticamente el equilibrio ecológico de la región.
Para los críticos, sus peores temores se confirmaron. "El proyecto acarreó graves consecuencias negativas, sean ecológicas, geológicas o sociales, en lo que se refiere al traslado de habitantes", explica a dpa el ingeniero jefe del departamento geológico de la provincia de Sichuan, Fan Xiao. "Aunque haya algunos beneficios en el plano del abastecimiento energético, según nuestras estimaciones los daños serán mayores".
Hace un año se anunció el desplazamiento de otras 300.000 personas para construir un cinturón de protección. El motivo fueron los frecuentes corrimientos de tierras provocados por los efectos en las orillas de los continuos cambios del nivel del agua. Muchas de esas personas han sido reubicadas en terrenos más elevados, donde sin embargo la tierra es menos fértil y la erosión es mayor. Nadie cuantificó por ahora los costes derivados, pero se elevan a miles de millones.
El reciente terremoto en Japón despertó ahora los temores de que algo así pudiera ocurrir en China. "Es casi imposible que se produzca un terremoto de magnitud 9,0 en la escala de Richter", explica el experto Fan Xiao. Sin embargo, no se descarta que pueda producirse un fuerte movimiento sísmico, aunque no sea de tal magnitud. Aún así, la estructura estaría preparada para soportar un terremoto de una magnitud de hasta 6,0 ó 7,0.
El verdadero riesgo estaría sin embargo en el inestable terreno que rodea a la reserva donde, en caso de terremoto, podrían producirse desprendimientos con graves consecuencias.
Tampoco se solucionó todavía la contaminación del agua. Al haberse ralentizado la velocidad de las corrientes el equilibrio químico se vio afectado. De la reserva se "pescan" toneladas de basura y hoy es más que cuestionable si la presa puede evitar las inundaciones en la parte media y baja del Yantsé, como se dijo en un primer momento.
Por otro lado, aunque la construcción de las Tres Gargantas debía favorecer la navegabilidad del río, el enorme elevador de barcos ha resultado ser un cuello de botella. Las embarcaciones deben esperar durante horas para pasar. Tan sólo la mitad del tonelaje previsto se puede transportar.
Finalmente, también los costes se dispararon. De forma oficial tan sólo se iban a elevar hasta los 180.000 millones de yuanes (unos 20.000 millones de euros/28.500 millones de dólares. Expertos europeos creen que los costes finalmente se multiplicarán y en China se teme que hasta podrían triplicarse. Peor aún, una décima parte del dinero destinado para los damnificados podría haberse perdido en la corrupción.
Tomado del diario El País de Costa Rica
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