sábado, 8 de diciembre de 2012

Argentina: El Triciclo Eléctrico de la UNLP partió rumbo a Mar del Plata

 
   

El Triciclo Eléctrico desarrollado por la Universidad Nacional de La Plata partió rumbo a la ciudad de Mar del Plata. Es su primer viaje de larga distancia y una prueba fundamental para evaluar su rendimiento y autonomía. Se trata del primer vehículo de Latinoamérica que funciona íntegramente con baterías de litio.

El flamante prototipo partió el miércoles 5 de diciembre a las 9 de la mañana desde el Cruce de Etcheverry rumbo a  la localidad balnearia. Según los encargados del proyecto, el vehículo desarrolla una velocidad promedio de 35 kilómetros por hora. A lo largo de toda la travesía por la Ruta 2, fue escoltado por móviles de la Agencia de seguridad Vial.

El triciclo eléctrico impulsado por baterías de litio es una desarrollo conjunto del que participan el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) de la Facultad de Ciencias Exactas (UNLP-CONICET); la Unidad de Investigación y Desarrollo- Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA), de la Facultad de Ingeniería; y la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. El prototipo se desarrolló a partir del financiamiento obtenido en el marco del programa Proyectos de Innovación y Transferencia en Áreas Prioritarias (PIT-AP), que la UNLP impulsa desde el año 2010.

Basados en el concepto de vehículo ecológico, en los países más avanzados del mundo ya circulan prototipos con estas características. Ahora, la UNLP encabeza diferentes proyectos para lograr validar la utilización del litio como fuente de energía limpia y alternativa a los combustibles fósiles en nuestro país.

“Nuestra primera meta es poder imponer la idea de que el litio puede transformarse en un futuro muy cercano en una alternativa energética para la Argentina”, explicó Guillermo Garaventta, uno de los responsables del proyecto e investigador del INIFTA.

El triciclo eléctrico tiene dos motores de tracción en las ruedas traseras y un pack de baterías de litio (con celdas chinas) que fueron desarrolladas en los laboratorios del INIFTA. En tanto, los caños de la estructura del prototipo pertenecieron a un helicóptero, y el material del chasis a un avión. La batería consta de 19 pilas de litio de 5 kilowatts-hora, cuyo costo ascendió a 2.500 dólares. El vehículo puede desarrollar una velocidad de más de 60 kilómetros y tiene una autonomía de entre 250 y más de 300 kilómetros.

La batería se carga enchufándola a un tomacorriente convencional a la red de 220 voltios. Al enchufarlo, toda la corriente que saca de la red se convierte en electricidad almacenada. En cinco horas tendría la recarga suficiente para unos 60 u 80 kilómetros, dependiendo cómo se lo use.

Garaventta explicó que “la principal ventaja de este tipo de vehículos es que funcionan con energías completamente limpias, que no contaminan el medioambiente  como sí ocurre con los combustibles fósiles; así contribuyen a evitar el calentamiento global al reducir las emisiones de gases. Además, las baterías de litio duran cinco veces más que las de plomo y son reciclables”.

Otra de las grandes ventajas de la utilización de baterías de ion-litio es que se trata de una fuente de energía mucho más barata que cualquier combustible. De hecho, el consumo del triciclo en proceso de carga es el equivalente al de lamparitas de 200 watts; esto insume un costo no superior a los 500 pesos por año.

El decano de la facultad de Ingeniería y miembro del proyecto, Marcos Actis, indicó que “para nosotros es muy importante poner a rodar vehículos eléctricos en el país como un puntapié inicial para avanzar hacia el desarrollo y producción local de celdas de litio”. Además adelantó que “el triciclo ya está. Ahora estamos trabajando en el desarrollo de un auto eléctrico y ya tenemos varios bocetos”.

El viaje de larga distancia hacia Mar del Plata permitirá comprobar en la práctica la autonomía que ofrecen las baterías de litio. Más allá de su valor científico, este ensayo tendrá además una enorme importancia ya que  ayudará a imponer la idea de que el litio puede transformarse en un futuro muy cercano en una alternativa energética para la Argentina.

Los investigadores de la UNLP indicaron que la Argentina, junto con Bolivia y Chile, cuenta con las mayores reservas de litio del mundo. El químico Arnaldo Visintín, investigador del Conicet en el INIFTA y miembro del proyecto aseguró que “nuestro país tiene una oportunidad única para darle valor agregado a este mineral; tranquilamente se podrían fabricar aquí baterías de litio para su uso en equipos inalámbricos como celulares, fuentes de potencia, o como almacenador de energía asociado con fuentes de energías alternativas (solar, eólica e hidráulica).

Ahora van por el auto

A fines de 2011, los investigadores de la UNLP desarrollaron y pusieron a rodar por las calles de la ciudad la primera motocicleta alimentada con baterías de litio. Ahora, con la puesta en marcha del triciclo, los especialistas de la Universidad vuelven a levantar la apuesta y van por el automóvil.

Al respecto, Garaventta anticipó que “estamos manejando los primeros bocetos: es un vehículo de cuatro plazas, sin baúl -porque es para el traslado de personas-, y de rango domiciliario. La idea es crear 10 prototipos para ir optimizando el modelo. De ese total podrían salir dos versiones: una de bajo costo y otra de alta gama”.

“Pero para eso hay que convencer al staff político que invierta en el desarrollo de un vehículo eléctrico, teniendo en cuenta las condiciones favorables que tiene el país, como uno de los productores de litio más importantes de Latinoamérica”, agregó.

Garaventta aseguró además que “fabricando estos vehículos, la Argentina sería competitiva a nivel mundial, porque hoy en día lo más caro del auto eléctrico es la batería; y los únicos que las fabrican son países de Europa y Estados Unidos”.

El proyecto de Garaventta y Actis apunta a mucho más. “Si a eso le sumamos la mano de obra que generaría esto en otros sectores -como la industria del neumático, de llantas, y amortiguadores-, estaríamos generando trabajo de calidad. La idea es intentar reactivar la generación de autopartes nacionales", concluyó el ingeniero.

La importancia del litio

El litio es un mineral liviano que presenta múltiples aplicaciones en las industrias energética, química y petroquímica. De los diez millones de toneladas métricas de reservas de litio que —se estima— existen en el planeta, cerca de nueve están ubicadas en América Latina. De hecho, en las salinas de la Argentina, Bolivia y Chile se concentra el 85% de las reservas mundiales del mineral y, por ello, la región ya es conocida como la “Arabia Saudita del litio”.

Nuestro país se especializa en la obtención de carbonato y cloruro de litio, extracción que se hace principalmente en las salmueras de Jujuy, Salta y Catamarca. Pero también existen depósitos de este mineral en las provincias de Córdoba, San Luís y Catamarca.

Actualmente Argentina exporta litio a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, China, Rusia, Japón y Holanda. El litio se encuentra en muchos de los objetos que usamos en nuestra vida cotidiana: desde pilas y baterías de celular hasta cerámicas, cristales, lubricantes y ciertos medicamentos.


Tomado del sitio de la UNLP (Argentina)
 

sábado, 1 de diciembre de 2012

¡Menos filósofos, más ingenieros!


Cuando Xi Jinping fue designado nuevo líder de China las semana pasada, una de las cosas que más me llamó la atención de su currículo es que es ingeniero. Más exactamente, es un ingeniero que ha reemplazado a otro ingeniero como líder del país más poblado del mundo.

En Occidente, la mayoría de los presidentes son abogados, que en casi todos los casos hablan bonito. El presidente de Estados Unidos es un abogado graduado en Harvard, quien recientemente fue reelecto tras derrotar a Mitt Romney, otro abogado graduado en Harvard. El presidente mexicano Felipe Calderón es abogado, y será reemplazado el 1 de diciembre por Enrique Peña Nieto, otro abogado.

España también está gobernada por un abogado que reemplazó a otro abogado. En Sudamérica, aunque hay un número creciente de economistas, militares retirados y ex guerrilleros en la presidencia, la mayoría de los palacios presidenciales han sido habitados desde hace mucho tiempo por abogados. 

El nuevo líder chino, Xi, es un ingeniero químico que fue designado por el Congreso Nacional del Partido Comunista para reemplazar a Hu Jintao, un ingeniero hidráulico, que a su vez reemplazó al presidente Jiang Zemin, un ingeniero eléctrico.

¿Por qué es interesante todo esto? No se trata de que los ingenieros sean mejores gobernantes (no siempre lo son) ni de incurrir en generalizaciones —como que los ingenieros solucionan problemas, mientras que los abogados viven de los problemas — sino de reflejar el hecho de que la ingeniería es mucho más popular en China y otros países asiáticos que en Occidente.Eso es importante porque estamos viviendo en una economía global basada en el conocimiento, en la que las patentes de nuevas invenciones —producidas en general por ingenieros, científicos y técnicos— generan a las naciones mucho más riqueza que las materias primas. Los ingenieros y científicos que desarrollan nuevos productos están en mayor demanda que nunca.

El mes pasado, durante un viaje a China, visité la Universidad Tsinghua de Pekín, una de las más prestigiosas de China, y me enteré de que el 72 por ciento de sus estudiantes de licenciatura, maestrías y doctorados están inscriptos en las escuelas de ingeniería y ciencias duras, mientras que tan sólo el 28 por ciento estudia humanidades o ciencias sociales.

Según datos de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos, mientras el 31 por ciento de todos los graduados universitarios de China se especializan en ingeniería, la cifra comparativa en nuestro país es tan sólo del 5 por ciento.

En la mayoría de los países latinoamericanos, la primacía de las humanidades y ciencias sociales sobre la ingeniería y las ciencias duras es aún mayor. Nuestras universidades producen demasiados filósofos y psicólogos, y demasiado pocos ingenieros.

La última vez que miré las cifras de la Universidad de Buenos Aires, una de las más grandes de Latinoamérica, tenía 29,000 estudiantes de psicología y 8,000 estudiantes de ingeniería, lo que equivale a producir tres psicólogos para curar los problemas de cada ingeniero.

“En Occidente, los jóvenes prefieren ir al dentista antes que estudiar ingeniería”, bromea David E. Goldberg, profesor emérito de ingeniería de la Universidad de Illinois, y fundador de un movimiento para modernizar la enseñanza de ingeniería. “Abogacía, administración de empresas y medicina —casi cualquier cosa antes que ingeniería— parecen ser las carreras preferidas de los jóvenes de hoy”.

La receta de Goldberg: hacer el estudio de la ingeniería más divertido, y más creativo. “En lugar de empezar la carrera de ingeniería con la parte creativa, estamos empezándola con matemáticas, ciencia y toda la parte abstracta, y eso hace que deserte casi el 50 por ciento de los alumnos”, me comentó Goldberg.

Mi opinión: cada vez que escribo que deberíamos producir más ingenieros y científicos —y tal vez menos filósofos — muchos lectores me señalan que en sus países no hay salida laboral para los jóvenes ingenieros. “¿Para qué sacrificarse con un estudio tan difícil y terminar manejando una taxi?”, me dicen.

Pero en la mayoría de los casos eso no es cierto. Cada vez mas empresas se quejan de la escasez de ingenieros bien preparados en sus países.

Y la experiencia de China, India, Taiwán y otros países asiáticos revela que la producción masiva de ingenieros da buenos resultados: muchos de esos países empezaron a producir grandes números de ingenieros sin preocuparse demasiado si conseguirían empleo, y los empleos aparecieron después. Las empresas multinacionales llegaron al poco tiempo para aprovechar la gran masa de graduados en ingeniería.

No creo que debamos ver a Xi ni a la dictadura china como modelos políticos. Pero el hecho de que China esté gobernada por ingenieros y de que los estudiantes chinos se vuelquen masivamente a la ingeniería debería servirnos de recordatorio de la necesidad de producir mas ingenieros, y de hacer que la ingeniería sea un estudio más divertido. 


Articulo tomado del diario El Nuevo Herald de Miami (USA) y escrito por Andrés Oppenheimer

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